El 12 de febrero de 2024 el todopoderoso magnate de las telecomunicaciones, Carlos Slim, salió de su lujosa caverna y se quitó las transfusiones de sangre joven (porque qué más hace la gente opulenta).
No hay nada más acá o más allá de la manifiesta gratuidad de lo dado,
nada, sino la potencia sin límite y sin ley de su destrucción,
de su emergencia, de su preservación.