Poemas de Confín de nadie
ESTUDIO DEL ECO
I.
No puedo hablar aquí
sin que esta voz se encuentre en su pregunta.
No busco ya el consuelo de escucharme
emulando los cantos del cenzontle
para creer que una colonia nace de mi pecho,
que mis palabras son personas y las personas
un grito que me nombra y me despierta.
Ya no busco que el aire me retorne mis súplicas:
tan sólo un ruido, una voz
que me invite a entenderla.
II.
Hablo, y afuera,
mi voz se encaracola.
Este aire submarino,
voz respirada entre los dientes
de una voz menos voz y más deslumbramiento,
—voz
más flor que humana— con ese soplo
de mundo enrarecido,
regresa a mí como diciendo:
observa.
III.
Hablo. Algo sucede.
Replican obedientes los plurales.
Retintín.
Despuntan silbos. ¿Cuáles son sus nombres?
Prefiero otra pregunta por respuesta, no la misma.
Retintín.
Aquí, una mota de polvo.
Allá, un color que refulge.
Un desplome de pasos invisibles
que se alejan.
Y suena un aleteo que enturbia los colores,
cambia el cielo del púrpura al cerúleo,
mis pies se ralentizan en la grava,
gravito con mi cuerpo desvaído y nos pregunto:
¿es mi lenguaje el que altera esta tierra?
Hablo el idioma de las lágrimas.
Veo pájaros caer.
APUNTES SOBRE LAS AVES
Los paseriformes cubren la mitad de la Tierra. Ya son más
de 6000 especies conocidas. Por lo menos 1000 de ellas se
hallan extintas1. Su cuerpo es plumífero y tienen cuatro
dedos que circundan, perfectamente, las ramas de los
árboles. Ellos duermen de pie. Su aparato de fonación es la siringe. Entonces cantan.
Ni gárrulos, piopíos,
titirijí
o tororoi,
ni jejeneros, ni tángaras
ni ojicarunculados
ni pájaros pijui.
·
Intento recordar la fauna de mi Tierra.
Pero estas aves no tienen semejanza,
se escapan del discurso, estas aves
emigran de mi lógica,
no pían y a mi voz no son indemnes.
Como orbes diminutos,
esféricas descienden en mis manos,
descienden tornasoles, pelechando su tupé.
·
Ni colicortos,
ni cantos ni oropéndolas,
ni petirrojos,
ni bípedos.
Las aves de esta tierra cubren el cielo. Ya son más de 30 especies desconocidas (son más de 30 especies en una): mutan2. No visten de pigmentos definidos. Su cuerpo es plumífero, redondo. No tienen dedos que se enrosquen en los árboles (tampoco hay árboles). Ellas duermen suspendidas en el aire, duermen quietas, reculan3. Cuando despiertan4 no emiten sonidos, pero bailan.