La filosofía del Ser y El Árbol de la vida de Terrence Malick
“Todo está sujeto al cambio, y la muerte no es más
que un accidente de la vida universal.
La inmortalidad la han inventado los hombres
para consolarse a sí mismos de lo efímero de la vida”
Gerardo Murillo, DR.ATL
El año pasado, el director Terrence Malick estrenó su última película Vida Oculta, y para recordar su trayectoria basta conmemorar una de sus obras más emblemáticas: El Árbol de la vida, cuya confianza y riesgo al establecer valores morales, existenciales y científicos de un modo religioso a través de recursos narrativos como el guion, la fotografía y la música, lo hizo merecedor de una Palma de Oro en el 2011.
El Árbol de la vida de Terrence Malick (2011) es una de las obras más experimentales que llevan la filosofía trascendentalista y panteísta al cine. La película, que narra la vida de una familia compuesta por un matrimonio y sus tres hijos del condado de Waco, Texas (1950), nos muestra conflictos existenciales a través de la educación. Ni la dureza de un padre, ni la nobleza de una madre alcanzan para poder entender la complejidad de la muerte como destino.
La introspección como recurso estético no es algo exclusivo de El Árbol de la vida, es algo muy común si hacemos una retrospectiva de la obra de Malick. Incluso podemos notar la tendencia filosófica hacia ciertos autores como Heidegger o Nietzsche, más si tenemos en cuenta que Malick, además de haber estudiado cine, se graduó de filosofía en 1966 de la Universidad de Harvard. Incluso, poco tiempo antes de descubrir su pasión por el cine, el cineasta trabajaba como periodista y profesor de filosofía.
La trama y el conflicto de la película se enraízan con el proceso de reflexión sobre la vida. La familia se ve fragmentada por la inesperada muerte del hijo mayor a sus 19 años. Las respuestas son pocas o inexistentes ante tantas preguntas. La concepción, la muerte, y la vida misma son tan bastas e inexplicables, que ni la religión logra explicar su sentido.
Por más que la familia intenta vivir bajo un régimen moral religioso, la duda, los recuerdos, los remordimientos, y las culpas permean su realidad. Tal y como se cita a Job al inicio de la película:
¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra? ¿Cuándo cantaban las estrellas del alba y los hijos de Dios se regocijaban? Job 38: 4-7
Las imágenes reflexivas que contiene El Árbol de la vida, además de ser enclaves para la introducción a temas sobre la metafísica, el transcendentalismo, el panteísmo, el existencialismo, o hasta el cientificismo, son también tomas simples de la naturaleza, donde el apego a lo orgánico, a las formas, a la luz natural a través de los arboles, o incluso a los cielos que los edificios desean alcanzar, nos remontan el anhelo humano: el deseo por conquistar los cielos.
Malick transforma en delirio la idea de un cine contemplativo a través de la imagen (los encuadres y movimientos de la cámara son desconcertantes); hace visible la capacidad de representar las cosas intangibles, hace presente la ausencia y el vacío de la existencia, aterriza y conceptualiza esas ideas tan grandes que no tienen forma, como lo puede ser dios, la vida, la muerte, o la creación.
Como todo cineasta, Malick explora el significado de la distancia entre la cosa vista (the thing seen) y la cosa misma (the thing itself), entre el objeto y su realización como idea, haciendo que las estructuras entre presencia y ausencia sean el juego metafísico de la película: la transformación del mundo en una imagen.
El Ser de Heidegger
La manera en la que la película aborda el sentido de la existencia es el paralelo de lo escrito por Heidegger. Es decir, El ser se asume como un concepto universal, integral y total, pero a su vez vacío si no se tiene la finalidad de trascender. El énfasis de relacionar las experiencias cotidianas a realizaciones divinas, sostenidas por un motivo evolutivo se refleja muy bien en el guion de la película:
“Aprendemos para crecer”, dice uno de los hijos.
“Tenemos que morir, tenemos que evolucionar”, dice el padre.
Para Heidegger, el ser es una unidad, un ente, y un enigma incomprensible, lo cual se manifiesta de manera similar en el cine de Malick. En El Árbol de la vida el director deja claro que nosotros nos movemos desde siempre en una comprensión del sentido del ser y la tendencia a su concepto. Las infinitas preguntas que tienen los personajes respecto al sentido de su vida o al de la muerte son la manera de plantear la justificación de nuestros actos por el paso de la vida:
“¿Por qué debería ser bueno?”, se pregunta uno de los hijos.
La angustia sobre el origen y fin de la vida (universo) es uno de los ejes de la película, el mismo título nos recuerda incluso la gran metáfora poética del árbol como cuerpo entre el cielo y la tierra. El padre siembra con sus hijos un árbol, el mismo que perdurará en la tierra por miles de años.
Las vivencias estéticas entre la naturaleza y la formación de las personalidades de los hijos son un fuerte símbolo no solo de cierto estoicismo, sino de las contradicciones generadas de un padre auto flagelado por aspirar al éxito, y que se reivindica a través de la naturaleza.
Para poder seguir profundizando, hay dos palabras en alemán que me gustaría abordar: Vorhandesenhert y Darsein. Vorhandesenhert es una palabra que usó Heidegger para describir el momento en el que el ser se encuentra en el hecho de que algo es, en su ser-así, en la realidad, en el estar-ahí. Es la consistencia, la validez y el existir. Mientras que Darsein, cuyo significado se refiere al ente que somos en cada caso, es el ser uno mismo, es el modo de ser del humano, es el ser en potencia, y el que tiene la posibilidad de preguntarse. Estos dos conceptos son fundamentales para entender desde qué perspectivas nos cuestionamos al serque somos, lo cual es una de las inquietudes más notorias en la obra de Malick. Es decir, entre el ser y la potencia del ser, existen los miles de conflictos existenciales que tienen los personajes en la película.
En ciertas escenas vemos al hermano ya mayor recordando a su hermano ausente: sus memorias y recuerdos amenazan su estado de presencia. Las tomas a los rascacielos, los rayos y las filtraciones de luz natural se asemejan a los destellos de su lucidez perdida por el paso del tiempo. El tiempo devora, pasa, y no perdona. Entre los recuerdos de su infancia y las lecciones de vida llegamos a uno de los diálogos más bellos que resumen el filme:
La única forma de ser feliz es amar,
a menos que ames,
tu vida pasará frente a tus ojos.
(The only way to be happy is to love,
Unless you love,
Your life will pass in front of you)
Hay un aspecto teológico que sin duda rodea todo significado del ser, que comparten la obra de Heidegger y Malick de manera evidente. Si bien la teología es la ciencia que busca una interpretación más originaria del ser en relación con dios, esbozada a partir del sentido de la fe misma y atenida a ella, también cuenta con una sistematización dogmática que reposa sobre un fundamento que no viene de un cuestionamiento a la fe. Esto es porque su aparato conceptual es insuficiente para responder dicho cuestionamiento, en lugar de ello lo encubre y lo desfigura. La película en este caso enaltece de una manera dogmática y religiosa el sentido del ser en cuanto a la relación con algo posiblemente divino.
Sin embargo, lo interesante de la película radica en un equilibrio entre lo enigmático/religioso y el cientificismo; la fotografía sobrecargada de tomas a la naturaleza (desde una célula, pasando por las nebulosas del espacio, hasta los dinosaurios de la prehistoria) se contrapone a los escenarios del conservadurismo de una familia con valores rígidos y religiosos.
El cientificismo, las teorías platónicas y aristotélicas nos dicen que hay una lógica que investiga el estado momentáneo de una ciencia en función de su método; pero lo filosóficamente primario no es la teoría de la formación de conceptos, ni la teoría del conocimiento, ni la teoría de la historia como objeto del saber, sino la interpretación del ente en función de su historicidad. En los ojos de Malick esto se traduce a la carga emocional, psicológica y espiritual de sus personajes, cada uno de ellos envuelto en un continuo agobio que los lleva a cuestionarse las causalidades y su fin último dentro del cosmos.
En cierta forma el director nos deja claro que la consciencia de ser alguien en el mundo envuelve forzosamente significados metafísicos. Malick hace de la ciencia un modo de ser, y a través de ella explora el sentido de la muerte.
El Origen de La Tragedia. Friedrich Nietzsche
Asemejar la filosofía de Nietzsche con el contenido metafísico de El Árbol de la vida es algo de gran utilidad para entender la estructura estética de la película. Para Nietzsche, el arte es la actividad metafísica del humano por excelencia.
En la película entre el movimiento de cámaras, la carga dramática, y las complejidades del carácter de cada personaje, se evidencian los posibles traumas psicológicos de los hijos por una educación casi militante y la dicotomía entre la realidad que es percibida antes de ser alterada por los padres.
Es decir, se muestran los conceptos que se forman sobre el bien y el mal, a través de la educación familiar. En la película, vemos el trayecto de vida de los hijos como una continua guerra entre lo dionisiaco y lo apolíneo, donde el libre albedrío puede ser un engendro o una gran fortuna; y justo, para mediar y encontrar un equilibrio entre la libertad y la responsabilidad, Nietzsche contrapone lo Dionisiaco y lo Apolíneo como dos polaridades entre las cuales se vive. Dionisio como el causante del pesimismo, la salud desbordante y el sufrimiento causado por una sobre-plenitud, que, así como crea y suprime el dolor también provoca la sensibilidad (melancolía), el anhelo de belleza y los nuevos cultos. Y Apolo, como la materia en sí, a la que se le rinde culto.
Asimismo, a través de la fotografía podemos asumir el significado de la evolución bajo la perspectiva de la ciencia. Malick logra aprehender la idea de Nietzsche sobre la ciencia: el cientificismo puede ser el miedo y a la vez la escapatoria frente al pesimismo; en otras palabras, Nietzsche propone concebir la ciencia con la óptica del artista, y el arte con la de la vida.
Conclusiones
El Árbol de la vida es la muestra de que el cine contemplativo no debe ser tedioso, sino que el cine como una estrategia del arte para comunicar, debe generar pensamiento. Bien ya lo dijo Fernanda Solórzano al escribir sobre la película: “Este filme demuestra que la estética de Malick no es solo un capricho de estilo, sino es la expresión de un temperamento introspectivo y observador”.
La película se aleja de ser algo forzado, es una poesía a la ciencia donde la yuxtaposición de imágenes sobre la naturaleza hace única su narrativa. La naturaleza del ser tiende a ser dual, la cual lo puede hundir o elevar; la conciencia y la metafísica de la experiencia, que son los temas que encierran a los personajes, son la muestra de ello.
La película confirma el miedo de nuestra especie a la vida, a la muerte y la correspondencia entre ambas; nos recuerda que el ser humano es la única forma de vida que se niega a verse a sí misma como un montón de átomos. El humano frente a la ciencia y la naturaleza no es nada ni nadie sin un motivo transcendental o espiritual. Malick nos transporta al mundo de las emociones y al espíritu a través de escenas mundanas, pero sabiendo que en lo mundano es donde se encuentra el misterio de la existencia.
A través de sermones existencialistas, Malick lidia con la contingencia del tiempo y el ser humano a través de esta inmensidad. Su obra muestra las problemáticas que recaen sobre las perspectivas; su principal objetivo parece ser educar el ojo con el que vemos la vida. De manera que su filme pareciera ser una meditación de dos horas y diecinueve minutos que nos persuade a reconocer nuestra propia naturaleza.
¿Qué sería del humano sin el transcendentalismo?, ¿qué seríamos sin esos patrones estéticos universales que se repiten en circunstancias biológicas? El Árbol de la vida nos hace contemplar la existencia desde el punto de vista de la eternidad. La belleza de la película y su gloria estética están ligadas a un propósito transcendental. La naturaleza humana contempla, y su bienestar depende de ello.
Referencias
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Jon Baskin. (2013). The Perspective of Terrence Malick. 2013, de The Point Sitio web.
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BLAUE HERMENEUTIK. (2015). VORHANDENHEIT AND ZUHANDENHEIT: HERMENEUTIC SIGNPOSTS. 2015, de BLAUE HERMENEUTIK Sitio web.
Friedrich Nietzsche. (2016). Prologo a Richard Wagner . En El Nacimiento de la Tragedia. México: México: Biblioteca Nueva.
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