Cómo leer en bicicleta. Cuatro glosas sobre un texto de Gabriel Zaid
En la página inicial de Leer poesía, el gran lector que es Gabriel Zaid se pregunta cómo puede o debe o cabe leerse ese género. Él mismo brinda la respuesta: “no hay receta posible. Cada lector es un mundo, cada lectura diferente”. Y añade:
“La historia, la sociología, el marxismo, el psicoanálisis, el estructuralismo, la crítica textual, el estudio de variantes, de fuentes, de influencias, la estadística, la lingüística, la semiótica, la hermenéutica, la glosa, la traducción, la parodia, la desconstrucción, la teología, todo puede servir para ver con otros ojos y enriquecer la lectura.”
Con el ánimo de poner en práctica esa multiplicidad posible de lecturas pedimos a cuatro jóvenes poetas que leyeran la primera página de otro gran clásico de Zaid, Cómo leer en bicicleta (del que deriva el título de este número), y redactaran a partir de ella una nueva página, de la misma manera en que Zaid toma como punto de partida unas líneas del artículo “Bicicleta”, de la Enciclopedia Espasa, para contarnos la reacción que tuvo al leer tal artículo en la solemne sala de una biblioteca.
Valga citar in toto la página de Zaid para quien aún no la conozca:
Para montar en bicicleta es preciso
no tener miedo, sujetar el manillar con
flexibilidad y mirar al frente y no al suelo.
Enciclopedia Espasa, artículo BICICLETA
Siguen detalladas instrucciones para el pie izquierdo y el derecho. Para “evitar irritaciones (prostatitis)”. Para “los neurasténicos”. Así como advertencias si “los riñones no funcionan bien” y reflexiones sobre “las aplicaciones que este rápido medio de locomoción pudiera tener en la guerra” tales como “la creación de cuerpos de infantería montada en bicicletas…” Lo que no viene es cómo seguir tan largas instrucciones: si han de aprenderse de memoria, o ser leídas en voz alta por un amigo que lleve el pesadísimo volumen al galope, él a pie y uno en bicicleta, o si ha de ponerse un atril sobre la misma para ir leyendo… No hemos podido contener la risa. Se oye un largo chiiit, y todos en la sala nos miran. Sí, fue una profanación. La bicicleta se hizo real, nos hizo reales: entró, bárbaramente, como a caballo en una iglesia. Pero si leer no sirve para ser más reales, ¿para qué demonios sirve?
He aquí las páginas que nuestros convocados escribieron. Son, como cabía esperar, totalmente diversas y, por fortuna, imaginativas, juguetonas —arriesgadas cabriolas para saludar a quien ha demostrado absoluta maestría en el arte de leer mientras vuela en bicicleta.
¿Cómo leer en bicicleta? (Meditación)
Diego Salas
Si lo que no le gusta es que lo manden, lea. Al cuerpo lo vigilan los obispos, la policía y la programación televisiva. Al habla, los padres, los maestros y los compañeros delatores. Lo que se gana, lo cuida Hacienda; lo que se pierde, el banco. Y por si fuera poco, el narcotráfico se encarga de todo al mismo tiempo. ¿Y al pensamiento, quién lo cuida? ¿Dónde está su ministerio, su actuario o su verdugo? Para eso no hay prisión que lo contenga todavía.
Pensar con las palabras de los otros es abrir una puerta con el pico de un amigo, y darse a la fuga en una noche despejada.
¿Cómo leer en bicicleta? (Anuncio)
Óscar David López
No sirven las precauciones cuando se trata de montar, señora. Aunque la gente de la clase alta suele utilizar una silla, todo método es poco apropiado.
Yo recomiendo TROTIFY. Sé que piensa que la publicidad es un montaje. Pero déjeme explicar. Hemos revolucionado el mercado.
Hoy más gente decide transformar su bicicleta en caballo. Con TROTIFY su paseo se vuelve una cinta medieval o campirana proyectándose detrás de su trote. Cabalgue pero sobre ruedas.
¿Mencioné que la naturaleza no viene con instructivo? No viva, señora. La vida es un peligro. Mejor haga que su bicicleta relinche con TROTIFY.
¿Cómo leer en bicicleta? (Letanía)
Ximena Atristain
Para despertar es preciso no tener miedo, sujetar la taza de café con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para ser libre es preciso no tener miedo, sujetar el mundo con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para decir un poema es preciso no tener miedo, sujetar la voz con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para escuchar una historia es preciso no tener miedo, sujetar la cabeza con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para soltar un golpe certero es preciso no tener miedo, sujetar a la víctima con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para nadar en el mar es preciso no tener miedo, sujetarse de las olas con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para decir te amo o la verdad es preciso no tener miedo, sujetarse a uno mismo con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para leer un libro es preciso no tener miedo, sujetar el objeto con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para hablar con los niños es preciso no tener miedo, sujetar la sonrisa con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para enfrentar el espejo es preciso no tener miedo, sujetar las lágrimas con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para mentir es preciso no tener miedo, sujetar la verdad con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para leer el futuro es preciso no tener miedo, sujetar la vida con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para viajar en el tiempo es preciso no tener miedo, sujetar el presente con flexibilidad y mirar al frente y no al suelo. Para leer en bicicleta es preciso no tener miedo, sujetar la memoria con flexibilidad y mirar al frente y al suelo.
¿Cómo leer en bicicleta? (Desmontaje)
Efraín Velasco
a
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no
no
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ser
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si
si
si
si
sí
siguen
sirve
sirve
sobre
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todos
un
un
un
una
una
uno
viene
volumen
voz
y
y
y
y