No elegimos la lengua con la que entramos a narrar el mundo, cuando podemos decir algo al respecto hemos tomado ya los caminos gramaticales a recorrer, el ordenamiento básico de los constituyentes de la oración, las distintas maneras en las que se retiene el aire en la cavidad oral para producir los sonidos, las maneras en las que puedo clasificar sustantivos (dos en español, cinco en mixteco, catorce en jacalteco) y las palabras para nombrar los conjuntos de referentes en el mundo, la palabra “carne” en español me basta para referir a la carne viva humana como a la carne de un animal que ingiero mientras que en mixe (lengua de la familia lingüística mixe-zoque), o en inglés, necesito dos elementos: ne’kx/tsu’utsy, flesh/meat respectivamente.