La experiencia no sólo es el nombre que damos a nuestros errores, según la boutade de Wilde, ya que implica reconocer que la vida misma es una equivocación y aunque así pueda ser en algunos casos (el suicida potencial piensa que lo es), también es la fuente de vivencias que ayudan a integrar los segmentos de memoria necesarios para dar identidad al individuo.