Yo era de Buenos Aires, del barrio de Almagro; papá tenía un almacén en Gascón casi Díaz Vélez, una casa de altos alargada y finita: en la planta baja estaba el almacén y nosotros —papá, mamá y yo— vivíamos arriba.
Los novios comenzaban a prepararse para la ronda de fotografías, así que Edith abandonó el plato de helado y descalza y con su copa de vino en la mano, corrió escaleras arriba, al entrepiso.