Afuera hay sed
Te encuentro a la orilla de la cama
con la boca fría,
la mirada expuesta:
una afirmación del miedo.
La escasez del agua nos matará.
Quemas tanto a la expectativa
y descubres tu cuerpo.
dejando en mi vientre el vacío de tu cintura.
Susurran sobre el caos que se avecina.
Tus piernas tienen la longitud de la ausencia
imposible calcularla a base de suspiros.
Vivimos la sequía más larga del siglo.
Y yo, acostumbrada al abandono,
soy la voluntad que resguarda las sábanas,
su origen está en mis ojos por causa tuya.
Estamos en crisis.
Hago de este cuarto un lugar habitable
para los de tu especie
como renunciación a toda forma
que me aproxime a lo humano.
Soy río
y la humedad en las paredes
se vuelve insoportable.
Hablas del agobio
mientras afuera hay sed.
Dejas la llave abierta cuando no estás:
el agua se filtra por el suelo.
Soy agua bajo el agua,
dentro y encima,
los objetos que llevaron tu nombre
flotan esperanzados.
La sequedad en las calles
anuncia la miseria.
El olvido es el rostro del pueblo.
Ya todos se dirigen al mar.