Al carecer de las pruebas suficientes para comprobar su existencia —y sin la certeza absoluta de poder defenderse— ¿existirá alguien, además de mí, que crea que los marcianos ya no son los otros, sino que nosotros somos los marcianos? Sería difícil que alguien continuara leyendo esto sin juzgar lo anterior, mínimo, como una tontería.