Si ustedes llaman CDMX a este sitio, ¿por qué yo no habré de llamar Monsi a Carlos Monsiváis? Es cierto que ambos hipocorísticos son de mal gusto, pero resultan efectivos para devenir marca registrada, y hacen que me pregunte, además, en qué momento esas cuatro letras resultaron el corolario de lo que fue (¿o sigue siendo?) la Ciudad de México.