Junio ha llegado a su fin, y en medio del colorido que representa para la comunidad LGBTTTIQA+, en la expansión que el neoliberalismo ha creado en torno a la bandera y las diversas marchas alrededor del mundo por el orgullo, todavía permea la violencia, además de que se denota la existencia de un velo —que no es el tul de los tutús arcoíris—, y que en ocasiones desdibuja el sentido de lo político dentro de las diversas prácticas encausadas a legitimar el sentido de comunidad.