PROGRESO
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Canten, oh maricones, la gran redada del baile de los 41, redada que causó infinitos males a los invertidos y precipitó al exilio muchas almas valerosas de travestis, a quienes hizo presa de escarnios y pasto de humillaciones —cumplíase la voluntad de Porfirio Díaz— desde que los encontraron baile y baile en fiesta clandestina y los enviaron a Yucatán como castigo.