Quiero escribirle
una carta a Dios
para que sepa
que su maraña de espinas
se incendia
y que no hay vaso de agua
que calme nuestra sed
de polvo y escombro:
que observo en las nubes
sus palabras de éter y sulfuro
-las alas de un ángel,
las olas del mar,
canicas, asteroides, planetas,
explosiones nucleares-
Mi rosa
me dijo
que le gusta sentir
la fuente
de donde brotan
mis mentiras.