Tierra Adentro
32 futuras geografías

Pergentino-José-Ruiz

Pergentino José Ruiz

Buena Vista, San Agustín Loxicha, Oaxaca
1981
Escritor

Estudió la licenciatura en Educación en la Escuela Normal Intercultural de Oaxaca. Becario del FONCA en Lenguas Indígenas (2005). Es autor de Y supe qué responder (Libros del Rincón, SEP) en zapoteco y español. Ganó el premio CASA (2011) de poesía en lengua zapoteca con el libro Flor de zarzamora; Ye’ ntii. Fue becario de la Fundación Ford 2011-2013, estudió una maestría en Literatura Hispanoamericana Contemporánea en la Universidad Austral de Chile, en Valdivia. Es autor del libro de relatos Hormigas rojas (Almadía, 2012) y del libro de poemas ilustrado Lenguaje de pájaros.

Ro lisla

Ndo nguia lond ro lisla, ketee nchupla mendna. Nar xa ke chotee lond ndake nsisna. Na ndjox ñex ndob xa nzis guay, ndlid ngab xa yoodji ndlia lond na ngu nzeb xana. Na nzod yekla laána. Ndji xa nza nak xa nie’be lo re mend, nguto lond. Ndlo’x ndjib ned bayek nakis mplo mbgib xa lend. Nedna chokuand nak njuand takee lend lo bayek, nzo cho kuand ndje’g galox. Nti mplaxa nda kee zis, ntolo ngend laxo’s tiil tir mblax nzis guay. Nzee ndo nguia ro lisla, nda nga laxond na nzod yek la laána. Nza nda nzib loó ndio dis ndjib ned dis na yend ntana. Mbrex ya’g xa, nguind xa na ndjox ndo ya nayií lox. Xa ya mblu mbii ndjib ya’ yoo lond. Mblax koug ngud lond. Kuand ndiak la nex, ngend kuand yendna. Nan djox nguind xa, na mblu tex ndji yib nalee na ndab lax xa ngaxna. Nda blax na nzondna ma rend nze ketrad nzisna, tudna nzekei lend kund, tilna nze mbziendna ndibna. Nzee ndo nguia’ ro lisla, ndiakla nta nziyi’jna.

 

La ventana

Me miras desde de tu ventana, estoy  acorralado. Un puñado de hombres con máscaras me persigue. Vienen enloquecidos en sus corceles, levantan el polvo que opaca mi vista. No piensas hacer nada por mí. Uno de ellos que parece ser el líder me enfrenta. Me señala con algo como un pañuelo de tela blanca que tiene bordado mi nombre. No sé qué significa, pero creo que ese pedazo de tela representa algo para ellos. Los que vienen detrás se impacientan, de un solo movimiento descienden de sus caballos. Tú sigues mirando desde la ventana, sé que no harás nada. El jefe de ellos dice algo que no alcanzo a entender, habla una lengua incomprensible para mí. Vocifera, leo el coraje que traspasa sus ojos. Me avienta un puñado de tierra al rostro. Mi vista se nubla. Kuand ndiakla dice, pero no entiendo. Sus movimientos me intimidan, desenfunda su sable y trata de herirme. Intento correr pero siento la sangre resbalar por mi espalda, luego entre mis rodillas, todo se va entibiando dentro de mí. Sigues mirando desde la ventana, como si esto se tratara de un juego.

He sido profesor de primaria en la Sierra Sur de Oaxaca. Eso aparece en mis escritos, pero también aparecen ambientes indeterminados. Los ambientes rurales que describo son una recreación de la realidad que he vivido.

No existe lugar adecuado para escribir. Uno debe aceptarse solitario, marginal, desarraigado. Nunca se escribe desde la comodidad. Trabajé años en la montaña, luego salí a estudiar. La experiencia se acumula. La ciudad ofrece posibilidades para la narrativa, pero no creo en la separación de la literatura de lo rural y de lo urbano. Existe la literatura y no dicotomías. Faulkner, Eustasio Rivera, Guimarães Rosa, Juan de la Cabada, Rulfo, Cormac McCarthy, Daniel Sada y Leonardo Da Jandra son muestra de lo que se puede lograr narrando la ruralidad en literatura, es toda una tradición literaria que se actualiza.

Saber que me dedicaría a escribir fue un proceso rápido. Luegode publicar mi primer texto pasé a una etapa de silencio. Debemos  escribir para que el lector no se sienta defraudado. La escritura es un intento por llegar a un lenguaje que muestre la dimensión de lo humano, aunque siempre habrá algo no del todo esbozado. Escribo para explorar con el lenguaje la finitud de la vida y continuar un diálogo con los escritores que admiro.

Aunque evito lo autobiográfico, más allá de la forma o el estilo, detrás de cada texto hay vivencias, frustraciones, estados de ánimo que como autor trata uno de esconder, y hay que asumirlo.

Como sabemos, el país vive una gran violencia. Los escritores se han enfocado en escribir novela policiaca o del narco, lo que trivializa más la violencia y deshumaniza. Tal vez es pertinente señalarlo, pero la crónica periodística es ahora más necesaria, porque enriquece la realidad aunque los argumentos que expone provengan de hechos reales.

Tengo un gran aprecio por la literatura japonesa. Admiro a Soseki, Tanizaki, Mishima, Ozamu Dazai, Kawabata, Ōe, por la percepción que tienen de la naturaleza, algo cercano a la ruralidad. Admiro al angoleño Gonçalo Tavares, por la forma precisa de narrar y armar un discurso literario coherente. También las novelas de McCarthy por la profundidad de su lenguaje: sus palabras precisas para narrar cada detalle, a pesar de que casi todo transcurre en el campo y con personajes vagabundos. Si pensaba que Rulfo había logrado captar con cierta poesía y brevedad los paisajes rurales, McCarthy construye un mundo donde después de cerrar el libro queda la sensación de haber sido testigo de algo que sólo la literatura puede construir.