Nací en el Distrito Federal, pero me mudé con mi familia a Tlaxcala. Sin embargo, he vivido por estancias de meses en el D.F. y he comenzado a explorar o cuestionarme conceptos y temas relacionados con el origen y con mi posición como individuo en un sistema de masas. Durante esas estancias comencé a crear pequeñas series que, reunidas, titulé No sé de dónde vengo, en las que retrato a mi familia después de entrevistarla, capturo los lugares donde solía ir con mi padre y comparo esos recuerdos con mi estilo de vida actual. Esas fotografías y grabaciones me permitieron entender un sinfín de cosas sobre mi personalidad, además descubrí mi gusto hacia la memoria y lo documental. Me gusta “perder” la mitad de mi día escuchando música, leyendo los periódicos digitales y consumiendo fotos y videos en internet. Escribo al menos dos frases diarias sobre lo que sea. Cuando camino voy pensando e imaginando qué es lo que tengo y qué falta. Mi pared está llena de fotos que me van diciendo por dónde seguir.
Los fines de semana suelo pasar en limpio mis notas o escaneo mis bocetos y ordeno las fotografías que hice con una cámara de bolsillo. Cuando creo tener una idea lista, planeo un día para hacer la foto, y mediante el hallazgo o la búsqueda es como produzco obras, que reordeno y catalogo. Mi motivación son los sueños, lo ritual, la alquimia, lo sexual. También trabajo con mis fobias.
Para mí, una gran dificultad para crear es el transporte. No tengo auto y me gusta trabajar de noche en lugares boscosos. Gran parte de mi energía la centro en producir y escribir, y en ningún trabajo de medio tiempo tengo la posibilidad de hacerlo, entonces freelanceo y me esfuerzo para obtener becas o apoyos, pero al final valen la pena.
Un problema que veo en el arte mexicano actual es que en gran parte de los estados no les preocupa hacer investigación, catalogación o adquisición de obra, ya sea de artistas emergentes o con trayectoria. Escasean profesionales que puedan hacer esas valoraciones sobre la factura e intención de la obra.
Hago uso de la tecnología todo el tiempo, es bastante útil pues me permite producir más rápido y a un costo menor. Además, con la información y los usos que se pueden hacer de internet los creadores están adelantándose un par de años al momento en que se vive. Las artes cambiarán —más que en su producción— en su vigencia, en la manera de impactar y de hacer obras más colectivas.
Recomiendo el trabajo de los artistas Roberto Tondopó y Karina Juárez.
Enlace para ver su obra: