Para crear, me influyen los paisajes: colores, texturas y formas que ayudan a disparar nuevas emociones y pensamientos. La muerte es uno de mis referentes principales y el secreto es tener los sentidos abiertos; reinventar sin perder la esencia y tener estilo propio, sin seguir las tendencias. Simplemente traduzco mis obsesiones en mis diseños, expreso lo que soy en cada una de mis prendas. Realizo prácticamente todo el proceso (desde el diseño hasta la producción). Hago las cosas con pasión, siempre persigo el principio de esencialidad y creación. La moda es una elección de vida, tienes que entenderla para saber llevarla.
La ilusión de crear algo nuevo es lo que te hace seguir adelante; me dedico a lo que siempre he soñado. Mi última colección —en la que experimenté con transparencias y bordados, dominada por el negro— está influenciada por María Félix, máxima diva del cine mexicano en la época de oro. México es una inagotable fuente de inspiración.
Crear arte es la mitad del trabajo, después tienes que venderlo. Lo peor en la moda es la lucha de egos. Hay mucha competencia y pocos puestos, por lo que uno tiene que moverse muy bien. Pero no me quejo, tengo el valor de empezar a hacer pequeñas cosas y disfrutar del proceso.
En México todos consumimos moda, aunque casi nadie usa diseños de origen mexicano. Y no sólo en este ámbito estamos poco desarrollados: es necesario impulsar, promover, difundir y apoyar las artes en nuestro país. Fortalecer lo hecho en México. Debemos ser conscientes de que la consolidación de la industria requiere de un esfuerzo conjunto.
La incorporación de las nuevas tecnologías empieza a dar respuesta a necesidades sociales. En primer lugar, brinda mejores herramientas para crear y desarrollar el producto o reducir los tiempos de proceso; además, se acercan los productos a los consumidores en tiempo real, apoyando su comercialización y originando una mayor demanda en el mercado.
Me encanta el trabajo de la diseñadora de modas Natalie Amkie porque sus piezas son únicas. La considero una artesana. Por otro lado, destaco la labor de Marcelo Chavira, fotógrafo de moda colimense, con quien he trabajado ya casi tres años.
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