Creo que es importante crear desde cualquier parte (libros, frases, películas, amigos, epitafios, fotografías, etc.). Sin embargo, hay lugares muy especiales que, una vez que los conoces, te acompañan por el resto de tu vida, como la Minera de Cobre en San Luis Potosí o la cima de la isla Diómede en el estrecho de Bering.
En un principio trabajaba desde mi casa, pero esto a la larga te vuelve una especie de ermitaño, así que me junté con unos amigos que estaban en la misma situación y rentamos un lugar común que, además de socializar, nos permite tener un horario medianamente normal.
En realidad es terriblemente complicado encontrar financiamiento para hacer cine, ya sea porque el dinero destinado a cultura es poco o porque la competencia para obtenerlo es cada vez más numerosa y preparada. Creo que la clave de cualquier proyecto es encontrar a la gente indicada para trabajar en él (ya sea productor, fotógrafo o editor), porque el cine es un arte colectivo, aunque esto contradiga su forma de trabajo vertical. Es a través de esa colectividad que las ideas se cristalizan y el proyecto crece, independientemente de si se decide hacerlo con poco, mucho o nada de dinero.
Es un poco difícil definir el arte y sus fronteras. Esto se torna más complejo hablando de arte contemporáneo. En mi opinión, el sistema financiero ha tomado control casi absoluto en el arte y sus procesos. Es en gran medida el que decide qué es lo que vale y cuánto vale, muchas veces priorizando la forma sobre el fondo. Mientras esto no cambie, el arte verdadero estará condenado a vivir al borde de la clandestinidad.
El uso de las nuevas tecnologías hoy en día es básico. Nunca aprendí a usar la moviola, sino que me inicié con aplicaciones de edición no lineal, las cuales me parecieron fascinantes por su rapidez y facilidad de uso. Eso ha significado un cambio brutal en cualquier método de trabajo, ya que prácticamente todo lo manejo desde los datos contenidos en una computadora, texto, imagen fija o en movimiento, hasta audio o incluso la comunicación verbal. Resulta un poco difícil imaginar cualquier proceso sin la palabra digital impresa en él.