«[Alice True Colors] mezcla colores electrónicos con rock. […] plasmados musicalmente a través de su arte sonoro son experiencias propias y sentimientos que describen la vida y [sus] relatos, los cuales son compartidos o identificados por personas ajenas a la agrupación». Redacción de StART.
El synth-pop deja huella en los lugares más insospechados. Es en las cálidas tierras mayas del sureste mexicano donde emerge Alice True Colors, un proyecto con raíces en la música electrónica bailable contemporánea. El grupo, lejos de cualquier pretensión ramplona, decidió utilizar tanto los sonidos sintéticos de ayer y hoy como el inefable rock a manera de pretexto para habitar un pequeño mundo en el que seguramente se refugian cuando se sienten alienados por el exterior, al que, sin embargo, rinden homenaje en lúdicas canciones de existencialismo dance. «Diagramas, mapas que intento recordar y siempre miro hacia el norte, antes que empiece a llover» es la letra de «Caribe», una de las canciones con las que han aceptado el desafío de hacer electrónica en tierras de trova y bombas yucatecas. Disco, electro-funk y guitarras que nos remiten a bandas como Chromeo y Justice, son la base de la propuesta colorida del trío que «disfraza de apatía su angustia», como dicen en sus letras.