Revista Tierra Adentro núm. 89
Otro México
Diciembre de 1997-enero de 1998
80 pp.
Es grande la nómina de los artistas extranjeros que han encontrado en el exilio mexicano los motivos para rehacer su vida y, muchas veces, incluso las fuentes para crear obras perdurables. A veces han llegado en oleadas, como en las décadas de los treinta y los cuarenta, cuando, a raíz de la guerra civil española, cientos de ciudadanos hispanos hicieron de nuestro país su patria. Otras veces, han llegado solos, huyendo de las condiciones adversas de su nación o empujados por la fascinación hacia la cultura mexicana, y han hecho de nuestro país su otra patria y han ofrecido también otros ojos para vernos, brindándonos en esa visión, de otro México, un conocimiento inédito para los que aquí nacimos.
Entre esos muchos extranjeros que en todo tiempo ha habido, Ernesto Mejía Sánchez (1923-1985), nicaragüense, y Malcolm Lowry (1909-1957), británico, ofrecen algunas de las imágenes más lúcidas y extraordinarias sobre México: Mejía Sánchez, con tres décadas de actividad cultural en nuestro país, y Lowry, con una estadía mucho más breve, pero también decisiva. Ambos, a raíz de su estancia en México, escribieron obras literarias de valía. Con sentimiento de gratitud, Mejía Sánchez dedica su Poesía reunida “a Nicaragua y a México”; Lowry, por su parte, describe y exalta, en su obra maestra, Bajo el volcán (1947), la geografía física y humana del México que lo seduce.
Pocos extranjeros, como Lowry, han captado la belleza y los violentos contrastes de México, ese otro México tan suyo y también tan nuestro, que ahora podemos mirar con la inteligencia y la sensibilidad de su mirada. Por su parte, en un verso inolvidable, Mejía Sánchez escribe: “Desde hoy, en parte alguna soy extranjero”.
Próximo a celebrarse el 75 aniversario del nacimiento de Mejía Sánchez, y cuando se anuncia en México la publicación de la recopilación de sus cuentos, y con motivo de los 40 años de la muerte de Lowry y del 50 aniversario de la primera edición de Bajo el volcán, Tierra Adentro dedica una parte sustancial de sus páginas a la celebración del otro México que nos entregaron.
Complementan este número diversas aportaciones nacionales de nuestra cultura, igualmente significativas, que nos ofrecen ciertos aspectos de la reflexión y la creación artística, casos concretos el de algunos ejemplos de la plástica, la literatura y la reflexión en torno del discurso femenino, así como una breve muestra de la nueva poesía en Oaxaca.
Agradecemos la colaboración del pintor Ernesto Mejía Marenco, hijo del escritor nicaragüense, así como la del traductor y estudioso Raúl Ortiz y Ortiz, en la realización de este número.