Desde niña me interesé por las cámaras y descubrí que con ellas podía decir más de lo que puedo decir con palabras.
Cuando comienzo un proyecto, parto de una idea base y busco libros, películas, música y todo lo que pueda con relación al tema, para ver lo que se ha hecho y darle forma a mi idea. Es importante escribirla. Si hay una fecha límite y lineamientos para inscribir proyectos, mejor. Así es más fácil tener disciplina y cuerda de dónde jalar para escribir algo con total sentido. Y aunque en el futuro cambie (casi siempre cambia), tener una base sólida es importante.
Luego viene el dinero, el principal problema. De ahí surgen otros obstáculos como el tiempo, el crew… hay que reconocer que no es fácil estar cazando becas, ni es posible dejar de comer o dormir. En mi caso, es importante mantenerme activa con alguno de mis proyectos. Paralelo a esto, trabajo en otras cosas pero intento mantener la disciplina para no dejar encajonado nada. Tenemos que apoyarnos en todo lo que podamos, encontrar estrategias para conseguir lo que queremos, tomar decisiones, designar y distribuir nuestros recursos, buscar becas, inscribirnos y, sobre todo, creérnosla.
También tengo una regla que me puse desde que gané el primer premio de mi vida: invertir el dinero en mi siguiente proyecto. Es como cosechar y volver a sembrar. Así se mueven los engranes hacia delante, y al menos no dejo de producir. Cada rincón del mundo tiene su lado interesante. Hay que buscarlo. En Guadalajara crecí y tuve mis primeros acercamientos al cine y al video, conocí a personas importantes que me han ayudado a formarme. También he tenido la buena fortuna de contar con apoyo de algunos programas de formación y apoyos estatales para hacer mis proyectos, lo cual me ha servido para continuar con mi trabajo.
Veo que en Guadalajara emergen varios cineastas con mucho talento y eso es algo hermoso. ¿De la situación en el resto de México? Espero que vaya bien, no podemos dejar de trabajar. Los tiempos cambian pero jamás he pensado que eso sea un obstáculo para no seguir con el camino. El diagnóstico, en todo caso, siempre ha sido el mismo: trabajar duro, y mejorar tu trabajo anterior. Ejemplo de esto son José Villalobos y Samuel Kishi.