Tomo muy en cuenta las cosas que suceden dentro de mi contexto. Me sería difícil pensar en un método de trabajo que no surja a partir de la información del entorno. En Aguascalientes no sucede mucho. Esta apatía social es la que me ha llevado a hablar desde medios como el arte y el diseño. Es fácil crear en esta ciudad. El arte es una de las cosas menos importantes aquí y, por lo mismo, se puede explorar mucho, se vale transgredir e intervenir casi todo.
Trabajo a partir de sucesos políticos. Me interesa rescatar datos del contexto político mexicano y plantear estas problemáticas a través de los objetos. Mi objetivo es hacer evidente que México y sus sistemas sociales están en muy mal estado, utilizo al arte como gancho social, como una herramienta de exhibición de todo lo ruin que está pasando en el país.
Me interesa mostrar cómo el Estado nos impone todo: desde sus símbolos, sus héroes, actitudes y formas de pensar hasta los premios que merecemos. Veo al arte como el mejor aparador para los problemas del contexto nacional.
En general, la gran dificultad para crear en México es la poca o nula tolerancia del circuito artístico por expandir las posibilidades y resignificados del arte. Tal vez la dificultad fundamental, posterior a la obra, sea la poca tolerancia del espectador con algunos temas y materiales a los que recurro. Otro inconveniente es la tensión que se genera entre mis piezas al estar juntas en un mismo espacio.
Hay un sinfín de desacuerdos y requisitos de lo que es y no es arte; en México, las disciplinas ocupan un lugar muy importante y eso es muy bueno porque generan un mejor dominio de los materiales, pero la técnica no lo es todo. Ya no es tiempo de hacer un análisis de las obras a partir sólo de su apariencia, y en México ha surgido una tendencia a crear piezas por simple gusto o dominio de una técnica. Para mí el arte tiene que ser multidisciplinario y generarse con toda clase de objetos y herramientas, no me gusta pensar en un arte que se encapsula en lo establecido; debe ser problemático y exhibir la realidad del contexto en que vivimos.
La tecnología es una buena herramienta para el arte actual. Ayuda a resignificar procesos y plantear nuevos problemas, pero pienso que el futuro del arte no está en el uso de la tecnología, para mí es cosa de plantear inconvenientes con las herramientas que mejor se adapten al problema que se quiere expresar.
Recomiendo el trabajo de Trinidad Guerrero y el de Abraham Valderrama.