«La música de Noise Man es como entrar a las entrañas de un Nintendo. Escuchar sus canciones te hace partícipe de un nivel o una misión que es necesario pasarla sin perder una vida. Es, en fin, como escuchar punk rock colmado de sintetizadores que no dejan de bailar y brincar en tu cabeza». Roberto Rivera Murillo, para Tierra Adentro.
El encuentro entre tecnología lo–fi nostálgica y de videojuegos con actitud punk resulta en Noise Man, un proyecto que se nutre de melodías provenientes del universo Mi Alegría y sonidos de 8-bits con capas de guitarras distorsionadas. Si hubiera un mundo paralelo de 8-bits, Noise Man sería el soundtrack de la anarquía enviada por fax, una quinta columna formada por anti-rockeros que fusionan la candidez de las viejas consolas de videojuegos como los Nintendo de primera generación con los sonidos ásperos del noise y de la música mexicana. El proyecto, que forma parte del Colectivo Chipotle, está integrado por un solitario y misterioso sujeto oriundo de Tampico que todo lo firma con el seudónimo de Noise Man, y que ocasionalmente presenta en su perfil de Facebook a los nuevos integrantes de su agrupación, que suelen ser, por lo general, un Game Boy o un joystick intervenido como generador de ruido. Noise Man lo mismo rinde homenaje a The Cure (tiene una interesante versión de «Boys Don’t Cry») que al folclor mexicano con el proyecto Chipfolk. El artista cuenta con un par de producciones digitales: Stars With Me y el single «Dreaming». Sus canciones llevan títulos en inglés, pero no podía ser de otra forma: nos recuerda a todos los títulos del Atari.