«Apache O’ Raspi les puede ser conocido tal vez por su más sobresaliente trabajo que es tocar el bajo en Suave As Hell. Sin embargo, también ha construido una carrera como solista que brilla por sí misma… Su música como solista es una representación sonora del color multicultural de la sociedad en la que se desenvuelve». Joan Escutia, Tacón de Oro.
Torreón es una ciudad extraña. Hasta hace poco los vecinos no podían hacer lo que antes acostumbraban debido a la violencia que se colaba en su vida diaria. Parecía el Viejo Oeste. Y de esas inhóspitas tierras, como el mismo artista se refiere a su lugar de origen, es que surge este proyecto sui generis que le debe su estilo tanto a la música folk fronteriza como al pop más suave. Banjos, guitarras slide, voces un tanto kitsch y melodías introspectivas sobre bases programadas conviven en este «licuado folclórico», como lo llama Apache O’Raspi. Hay espacio para sonidos disco setenteros, samplers de merolicos callejeros, sones, sutiles guiños a la chanson (tiene una versión de Gainsbourg sin desperdicio) y ese México callejero («mi México querido», advierte en su web) con canciones inspiradas en «las frases de mi abuela» y en viajes musicales que podrían servir de fondo a una lectura irónica de El libro vaquero: «te apresuraste para subir a mí» canta en el track «Tarde oscilante». El proyecto, cuya residencia oscila entre Coahuila, Jalisco y la Ciudad de México, ha editado discos como Ven para allá, Remedios Varios, Not Phony y el single «El cantar del jilgero» (con Los Amparito).