Revista Tierra Adentro núm. 133
La melancolía
Abril-mayo de 2005
96 pp.
La melancolía es una enfermedad que acecha por todos los rincones, provoca dolor en el alma y quebranto espiritual. No es en vano que con el paso del tiempo las distintas formas de nombrarlas evoquen de antemano todo lo que tiene de implacable este trastorno. Malsana tristeza, desvalido estupor, selva oscura, marea tóxica e inenarrable, dejación del insomnio, cataclismo inmediato, tropiezo del alma y suplicios sin fondo han sido expresiones empleadas para describir este padecimiento.
Tal vez por eso el escritor William Styron, víctima de la invisible oscuridad, se haya opuesto a que el término depresión sustituye al de la melancolía, señalando que aquel es un “sustantivo de tonalidad blanda y carente de toda prestancia y gravedad”. Si el melancólico vive la desesperación más allá de la desesperación, como la ha dicho Styron, quizás sea porque observe el mundo como lo es. No extraña, entonces, que en ciertos casos la melancolía haya sido considerada más como fuente de revelación y estímulo consustancial del pensamiento creativo, que delirio ininteligible.
Para la presente edición de Tierra Adentro han sido convocadas diversas voces con el propósito de conocer su visión de lo que el antropólogo Roger Bartra llama el “omnipresente arquetipo occidental”. Abrimos este número con la entrevista de nuestra directora huésped Guadalupe Beatriz Aldaco realizó a este científico social mexicano, que más ha profundizado en el tema. Fernando Colina y Mauricio Jalón, especialistas españoles, nos presentan el ensayo “La melancolía amorosa”, donde revisan a la especie “más peligrosa” de la melancolía. Federico Campbell en su texto “La bilis negra” ubica la historia de la palabra melancolía como parte de la historia de las ideas y de la locura. Eduardo Langagne utiliza la original y misteriosa palabra portuguesa saudade para acercarnos a las posibilidades expresivas de un término intraducible pero que permite enunciar con él los más recónditos sentimientos.
A estas reflexiones se unen los trabajos de Héctor Pérez-Rincón, quien aborda la relación entre melancolía y creación; de Armando Oviedo que nos invita a recorrer las ciudades hasta perdernos en ellas con el propósito de hallarle el sentido que se oculta en sus sombras. Además, se incluyen textos Eve Gil, María Antonieta Mendívil, Luis Mario Moncada y Jesús Armando Haro.
Complementan nuestro número el cuento “Taciturno” de Adela Fernández, los poemas “Alojada en la oración asciende” de Minerva M. Villarreal, “Río Sena” de Silvia Eugenia Castillero y “De huella” de Karla Sandomingo, además de una entrevista con el actor Ari Telch realizada por nuestra directora huésped.
En la parte final de este número, el lector encontrará una breve historia de la revista jalisciense Luvina, que este año celebra su décimo aniversario. En nuestra sección “Fraguas” reseñan Jorge Fernández Granados, Leonardo Kosta y Alejandro García Vicente.